Con todas las controversias y sensaciones cruzadas que nos generan los zoológicos, fuimos advertidos: «Si no van al zoológico, no vinieron a Cali». Entonces, decidimos respirar profundo y dialogar con nuestros pre-conceptos. Para nuestra grata sorpresa, los animales se encontraban en un ambiente único, que se asemeja, en su mayoría, a los espacios naturales de los que son originarios. Claro que mucha de la fauna aquí encontrada es criada en cautiverio, con el propósito de mantener vivas ciertas especies, y eso también es un alivio. Esta organización utiliza métodos de crianza, desarrollo y reproducción de especies muy cuidadas. Claro que a nadie le gusta ver un mono enjaulado, no. Pero si investigás un poco más allá de la reja y sabés que ese mono fue recuperado de su ambiente por estar herido o bien, criado para que sobreviva la especie que otras organizaciones se encargan de extinguir, quizás lo puedas ver diferente. Cualquiera sea tu postura sobre el tema, visitamos el Zoo de Cali y queríamos compartirlo con vos en formato de álbum, como cuando éramos chicos.
Nos informaron que es el 2do. zoológico más grande de Sudamérica, que el primero está en Chile. No sé si es tan preciso el dato, pero es cierto que es enorme, que lleva más 4 horas recorrerlo todo a buen ritmo y que nuestro niño interior quedó maravillado a cada paso con la belleza de la fauna y flora que aquí se conserva. Un buen paseo que nos acerca a otras especies de animales, porque no olvidemos, que somos una de ellas, y estamos siendo observados…
[…] y/o incautados del tráfico ilegal de fauna silvestre… Como bien lo describen los amigos de Proyecto Viajar, éste es un recinto que trasciende el concepto tradicional de zoo, pues aparte de replicar las […]