Llegamos desde Guayaquil luego de un viaje en metrobus y dos colectivos, nos bajamos en el centro del auto proclamado balneario más importante del país, en búsqueda del camping marcado en nuestro infalible Maps. Esto es un mini Miami mochilero, eso pensé al ver las palmeras bordeando el malecón, humedecido de bruma y beach-voley.
Un policía nos indicó perfectamente cómo llegar al camping, ubicado en un lugar ideal, con todas las comodidades y un clima perfecto. Armamos la carpita, llenamos los pulmones de aire fresco y las pancitas de pollo encebollado con ensalada y palta.
Las cotorras nos despiertan con sus insistentes sonidos la mañana del 31 de mayo, junto a los primeros mates viajeros. Salinas promete calidez, amistad y mucho por conocer.
Qué hacer?
– Playa.
La más famosa y linda para pasar el día es Chipipe. Queda en una de las zonas de Hoteles coquetos, al sur de la ciudad y es muy amplia. Casi no hay sombra natural, así que, recomendamos llevar sombrilla y mucho protector solar.
Nosotros nos refugiamos del sol bajo una de las escasas palmeras e hicimos un día de playa tirados en las claras arenas, donde vimos variedad de cangrejos, caracoles, peces saltarines y aves, muchas aves alimentándose de ellos, entre ellas, pelícanos, gabiotas y otras de pico largo. Además vimos una especie de serpiente acuática color rosa escabulléndose en la orilla. Muy recomendable la caminata expedicionaria en búsqueda de fauna costeña.
– Malecón.
Y aquí se entiende por qué le dicen “La Miami Ecuatoriana”. Las palmeras bordeando la curva, el arena blanca, algunos skates y rollers completando el cuadro y los vidriados edificios al fondo. Si aún no fuiste a Miami (como yo), es un buen comienzo. Pero a no confundirse, estamos en Ecuador, por lo tanto, la conexión con la playa es 100% sudamericana: vendedores ambulantes de helado de coco, bolones de verde por doquier y grupos de amigos tomandose unas cervezas en la arena. No sé como será en Miami de Orlando, pero acá, los granizados se hacen en el momento: el vendedor ralla el hielo con una máquina manual y le arroja saborizantes coloridos por encima para teñirlo y enrriquecerlo. En fín, menos comparaciones y más diferencias, que es lo lindo del planeta, la diversidad.
– La Chocolatera. y La Lobería.
Caminamos toda la costa hasta el otro lado de la Puntilla, donde se encuentra la zona del Mar Bravo. Llegamos a la Chocolatera después de 2 horas y nos quedamos un buen rato observando la panorámica y sacando fotos… Estábamos en un sitio especial y lo confirmamos al leer los carteles que indican el exacto lugar donde las tortugas marinas vuelven a deshovar cada año, en época invernal (julio-agosto) y las ballenas desfilan y saltan de alegría al ver los corales del lugar. La Chocolatera, así le llaman al extremo más occidental de esta Península, que está coronada por un pequeño Hito de plástico naranja justo donde el meridiano y el paralelo se cruzan. Definitivamente acá se puede pasar un buen rato observando las dos caras del océano: una más apacible, con olas muy pequeñas y amables y la otra muy revuelta, que desata su ira en un mar enfurecido, donde te invitan a “No caer en la tentación de nadar en estas aguas”. Toda la zona es preciosa y está envuelta por la magia que embruja a los más viajeros, como si fuese un punto estratégico de despegue para los sueños más extremos.
Nosotros fuimos para ver el atardecer, muy recomendable por cierto, y luego tomamos el camino que une con La Lobería. Es un trayecto de media hora caminando por la costa, pasando por la zona donde deshovan las tortugas, que desemboca en un mirador repleto de lobos marinos, que no pudimos observar por llegar de noche, pero si vas de día va estar buenísimo. Es un paseo muy lindo, para hacer con tiempo y baterías extra.
– Feria Artesanal.
Pintorezca y repleta de artesanías para quienes gusten del shopping local. Funciona todo el día pero está mas activa a la tarde y tarde noche. Hay souvenirs típicos, artesanías de hoja de palmera, mucho tatuaje de hena, macramé del bueno y lugar donde acomodarse si sos vendedor. Los puestos se alquilan por $5 la semana y si preferís parchar, es gratis y está permitido en la zona de la feria.
– Pozos de sal.
Este paseo no lo hicimos, pero nos lo recomendaron. Se va desde la ciudad en moto-taxi y es ideal para los adeptos al avistaje de aves o gustan de la fauna en general. Averiguar bien los horarios claves en que los flamencos se muestran en esplendor, para no perdérselo!
Cómo llegar?
Desde Guayaquil: tomarse un bus en la Terminal Terrestre hacia “Salinas”, la frecuencia es cada hora ($3,5), éste te baja en la terminal de Santa Elena, donde tomás un bus local hasta la ciudad de Salinas ($0,35 ctvs.), de frecuencia constante. Te bajás cuando veas palmeras a tu derecha, significa que estás en la zona del Malecón. Es el lugar ideal para buscar alojamiento y algo para comer.
Desde Montañita: tomarse un bus hacia Salinas, pero Ojo! que la frecuencia no es tanta como en el camino inverso y también te deja en Santa Elena, donde tendrás que tomar el bus a Salinas.
– Hospedaje
Las habitaciones privadas en los Hospedajes rondan los $8. Una habitación compartida en Hostel, cuesta entre $4 y $5. Siempre que te vayas a quedar varias noches, podés pedir un descuento. Además hay Hostels Boutique, Hoteles de muchas estrellas (Decameron y Howard Jhonson) y alojamientos de todo tipo, por ser el Balneario más importante de Ecuador, recibe a más de 350.000 turistas dispuestos a relajarse en la playa más salada (la salinidad del agua es del 100%!) durante el verano. Salinas posee una variedad de hospedaje para todo tipo de viajero, con precios accesibles y buenos servicios, se llena en temporada alta. Te aconsejamos reservar si venís en verano o Carnaval.
– Camping
El clima se presta perfecto para acampar, siempre con mosquitero y ventilación. El único camping que encontramos fue el Camping Beach ($3,5 la noche x pers., con cocina completa, agua caliente en las duchas y wifi), que también ofrece habitaciones privadas por $9. Está ubicado atrás del Club de Leones (pasando 1 cuadra) y los dueños nos atendieron muy bien. Tienen un almacén pegadito al camping y un bar al lado, con mesas de pool y salón de eventos. Alquilan bicicletas por hora para los que gustan de rodar la ciudad.
Qué comer?
Hay un sector de comedores, donde el ceviche, los langostinos, los calamares y las paellas son lo fuerte (los platos rondan los $7, pero son abundantes). Sobre la costa, verás unos lindos restaurantes con estructura de barco, que ofrecen platos locales e internacionales a precios un poquito más altos, pero con una vista privilegiada al mar y excelente presentación. Por otro lado, en el mismo malecón, hay puestitos móviles de comida local que ofrecen snacks o almuerzos por $2 o $3. Hay platos internacionales para los que extrañan su tierra: una pizza mediana cuesta $6 y una personal $2,5, una hamburguesa completa $3, un plato de spaguettis o ravioles $3.
Si te hospedás en un lugar que ofrece cocina y estás dispuesto a cocinar, podés comer por $3 al día. Nosotros cocinamos mucho, por economía y porque nos gusta, así fue que compramos un pollo entero ($4) que nos rindió 4 comidas: hicimos pechuga salteada con cebolla + ensalada, un rico risoto, los clásicos sandwichs de pollo y palta y muslitos + ensalada. Siempre tenemos fideos o arroz dispuesto y acompañamos con bastante verdura. Un desayuno de avena con leche, pan con dulce, jugo y huevo revuelto, hecho por vos, puede salir $1,5 para dos personas. Generalmente, comprar en el Súper es lo mejor (excepto por las frutas, verduras y carnes) y cocinar resulta más económico que salir a comer afuera, pero de vez en cuando, nos sentamos en un comedor local para probar el sabor real del lugar, lo cual recomendamos!
Consejos y datos relevantes
– A La Chocolatera podés ir temprano, hay lugares con sombra, un comedor y servicios higiénicos gratuitos (el papel se paga con monedas en una máquina expendedora, como en muchos lugares del Ecuador). No te olvides de llevar gorra, agua y protector solar. Se puede ir caminando o en taxi, llevar cámara de fotos y tener cuidado en las zonas de derrumbe (no acercarse a la orilla en el camino a la Chocolatera).
– Recordá que está prohibido bañarse en la zona del Mar Barvo (expecto un lugar donde se hacen campeonatos mundiales de surf, cerca de la lobería) por peligro de ahogo.
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